domingo, 12 de diciembre de 2010

Para mi viajero astral

XavierRey
Hoy es domingo. Un domingo de eso que calan hasta los huesos, que dejan un enjambre de sentimientos y dolor. He llorado como nunca. Me han alejado de lo que más atesoro en esta vida. Me he caído del cielo para estrellarme contra el pavimento. Las Moiras me han cortado los hilos y me han arrojado al Hades. En este domingo él tomó la decisión de apartarme de su vida. No lo puedo negar, la despedida ha sido hermosa, encerrada en un abrazo, que tal vez, duró una hora, para mí sólo un segundo y la esperanza de que fuera eterno. Me hubiera encantado morir ahí, morir entre sus brazos y viajar hacia un mundo nuevo. El argumento ha sido la monotonía, el desear algo mejor para mí, la promesa de no querer lastimarme, pero jamás la falta de amor.


Él no cree que pueda ser amado. Lo que él no sabe es que ya es amado. Lo amo con todo mi ser, con este ser lleno de sueños e ilusiones. Con este ser que no vive sin él. Hoy es un domingo triste, un domingo que me ha dejado con lagañas en los ojos. Hoy es un domingo que anunció el viaje del asceta, de mi viajero astral, de un hombre que desea estar solo porque no puede más. Espero que él sepa que yo estaré ahí al regreso de su viaje, esperándolo para seguir con nuestro camino. Este domingo triste, me ha dejado con un dejo de esperanza, mi sonrisa no se ha ido del todo. Mi corazón sigue latiendo y latirá por él y para él. Espero que su viaje le muestre el camino y lo traiga de regreso a nuestra casa, que ha quedado a medias, una construcción que anuncia algo latente. Algo que no ha muerto pero que necesita un respiro. Algo que necesita descansar por un rato, limpiarse por dentro.


Por el momento hay que dormir, esperar, descansar, dar tiempo al tiempo, respirar, dejar respirar para no morir ahogados. Espero que él sepa que yo estaré ahí con él para siempre. La sortija volverá a mí mano junto con sus caricias y sus labios. Porque en este domingo amanecí a su lado y me esperan más domingos para amanecer entre sus brazos. Te amo mi hombre kafkiano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario