sábado, 18 de diciembre de 2010

I am a dreamer

He llegado a mi casa. He pasado la semana más triste y difícil de mi vida. No puedo con el dolor. Lo extraño tanto. Mi corazón está partido en mil pedazos. Quisiera correr a sus brazos y decirle que lo amo, que él no es una mala persona, que él merece ser amado y que yo necesito amarlo. Mi felicidad está a su lado y sé con certeza que no está en otra parte. No pierdo la esperanza, sigo soñando con él, y sigo soñando nuestro sueño. No creo todo lo que dice, no creo que se haya puesto una máscara durante cinco años y hasta ahora me haya mostrado su verdadero rostro. Sus ojos nunca me mintieron, su cuerpo nunca me engañó, sus besos fueron sinceros. Yo lo conozco y sé que no es una mala cosa para ser amada. Esperaré. Seguiré esperando su regreso. No quitaré su fotografía de mi recamara, ni de este espacio, no quitaré el dedo de la llaga porque sé que él es perfecto para mí. Que no necesito a nadie más. Todas las noches le he pedido al lucero que no me aparte de él. Le he pedido a la luna que le cuente de mí, de mis desvelos, de mis suspiros, de mis besos dirigidos a él. Le he suplicado al sol que le diga que lo amo. He despertado con lágrimas en los ojos pensando en él, deseando hablarle y recordarle que yo estaré para él. Ahí, sin más, sólo para él y por él. No me canso de soñar. No me cansaré y seguiré luchando por su amor. Aunque sé que es un necio de lo peor, voy a mantenerme en pie hasta recuperarlo.

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