
Sólo porque mi amiga Roxana lo pidió y porque quiero que ella se quite la venda de los ojos y deje de decir que son películas raras, he aquí mi primera “crítica de cine”:
Para hacerlo más fácil, empecemos con Kill Bill de Quentin Tarantino y protagonizada por Uma Thurman (he puesto el soundtrack, que como la película es excelente y absolutamente recomendable, para inspirarme un poco). Kill Bill es una película no lineal, dividida en dos volúmenes con cinco capítulos cada uno. Esto puede sonar aburrido, pero es un gran método que han utilizado varios cineastas para contar la historia y mantener a la audiencia expectante. La historia narra la venganza de Beatrix Kiddo -la “novia”-, contra Bill (David Carradine) y contra los Deadly Viper Assassination Squad o DIVAS, grupo de asesinos formado por Bill, quienes matan con violencia a todos los invitados de una boda durante un ensayo en la capilla de una pequeña localidad del Paso, Texas

La influencia del cine asiático en Kill Bill va más allá de su trama y su estilo visual: Quantin Tarantino nos muestra una historia llena de acción y adrenalina, con escenarios insólitos y, a la vez, bellísimos, con una reflexión sobre vida y muerte, amor y odio. Su epopeya y trágica odisea de venganza se nutre de arquetipos, sintonías e historias ya contadas y vistas en multitud de ocasiones como el western y el comic oriental, sin embargo Tarantino las presenta con genialidad y una brutal experiencia, haciendo de Kill Bill, quizá, la mejor película de Tarantino.
Me quedo con una sola frase que resuelve el film: “La venganza es un platillo que se sirve frío”.
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