
Desde hace tiempo me he propuesto no juzgar a las personas por su apariencia física. Lamentablemente hay ocasiones en donde mi ánimo anda un poco acido y no puedo evitar hacer cierto tipo de crítica. Reconozco que me he equivocado y he juzgado mal a las personas. Me he topado un par de veces con tipos que aparentan ser súper “cool” o mega intelectuales, pero la realidad es que son súper idiotas. Algunos de mis amigos, al principio, me parecían completa y absolutamente fastidiosos, sobre todo desde que entré a la maestría en Santa Fe, sin embargo se volvieron mis oídos en momentos difíciles y mis compañeros, no sólo de banca, sino de muy buenos momentos y muy buenas fiestas. Cuando conocí a mi novio creí que era un mega freak salido de un cuento de zombis. Y qué decir de la gorda que por un momento pensé que iba a ser mi mejor amiga y terminó siendo la bruja de mis peores pesadillas (por suerte a mis mejores y verdaderas amigas las conozco desde que estaba chiquita y no me dedicaba a juzgar a los demás). Hay personas que no puedo ver ni en pintura. En este momento hay una chica que sólo he visto sus fotos y he leído lo que escribo, y la odio como a nadie en el mundo.
Pero nada se compara con lo que ocurrió ayer. Mi ánimo acido se manifestó, y mi instinto no me falló. Llegué a mi clase y vi por primera vez a la nerd más odiosa, looser y creída de mi historia en Santa Fe. Su rostro era horrible, una güera desabrida, mal vestida, con movimientos nerviosos, pero eso sí con actitud súper participativa (obvio súper idiota), ¿y por qué no?, con un toque de mujer fresoide. Y sé, por buena fuente, que no fui la única en quererle poner un plátano en la boca para callarla. ¿De dónde salió está mujer? ¡Carajo! ¡NO ME INTERESA saber a qué hora recoge a sus hijos, y mucho menos si su marido le va a dar el fin de semana libre para trabajar en la tesis! Después de su speech seudo intelectualoide empezaron las preguntas… “¿qué es lo queer?, ¿cómo se escribe queer? ¿Ce-u-i-erre?...te recomiendo que hables con mengano, él sí sabe del tema”. ¡Por Dios! ¿Por qué hay personas que creen necesario tener que abrir su bocota?, y sobre todo ¿por qué creen que nos interesa oírlas? Yo sé que no hay que juzgar a las personas por su físico, hay que tratarlas primero. Tal vez me equivoque y esta mujer sea un erudito, y no sólo una araña parlanchina. Está mal juzgar sin antes conocer, a mí me han dicho que me ven y creen que soy insoportable. Pero así es la vida. Por eso, a la muy Lady Gaga, te pregunto: Can you read my poker face?
Pero nada se compara con lo que ocurrió ayer. Mi ánimo acido se manifestó, y mi instinto no me falló. Llegué a mi clase y vi por primera vez a la nerd más odiosa, looser y creída de mi historia en Santa Fe. Su rostro era horrible, una güera desabrida, mal vestida, con movimientos nerviosos, pero eso sí con actitud súper participativa (obvio súper idiota), ¿y por qué no?, con un toque de mujer fresoide. Y sé, por buena fuente, que no fui la única en quererle poner un plátano en la boca para callarla. ¿De dónde salió está mujer? ¡Carajo! ¡NO ME INTERESA saber a qué hora recoge a sus hijos, y mucho menos si su marido le va a dar el fin de semana libre para trabajar en la tesis! Después de su speech seudo intelectualoide empezaron las preguntas… “¿qué es lo queer?, ¿cómo se escribe queer? ¿Ce-u-i-erre?...te recomiendo que hables con mengano, él sí sabe del tema”. ¡Por Dios! ¿Por qué hay personas que creen necesario tener que abrir su bocota?, y sobre todo ¿por qué creen que nos interesa oírlas? Yo sé que no hay que juzgar a las personas por su físico, hay que tratarlas primero. Tal vez me equivoque y esta mujer sea un erudito, y no sólo una araña parlanchina. Está mal juzgar sin antes conocer, a mí me han dicho que me ven y creen que soy insoportable. Pero así es la vida. Por eso, a la muy Lady Gaga, te pregunto: Can you read my poker face?
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