jueves, 31 de enero de 2013

He pensado tanto en ti, que juraría que te extraño.



Han pasado varios días desde que te fuiste. Tu partida telefónica me dejó con el recuerdo de un dulce deseo. Sé, porque me lo dijiste una vez, que tú y yo no seremos otra cosa más que el triste recuerdo de lo que pudo ser.  A veces creo, que tu figura me la invento. A veces pienso que las mejores conversaciones bajo la luna, las tuve mientras recordábamos nuestros planes a futuro: un par de visitas a Madrid, una ventana en París, y un paseo en Viena tomados de la mano. He pensando en todas aquellas promesas que nos hicimos mientras besábamos nuestra sonrisa al viento; mi cuerpo enredado al tuyo, tu piel sudando hasta que no quedaba aliento.
Te he pensando tanto, que me asusta saber que aún vives en mis pensamientos. Tu figura encantadora sigue rondando por mi habitación mientras duermo. Te pensé asunto olvidado, pero al verte de nuevo mi universo colapso. Oírte reír por mi cantar, aullido de luna, me hizo recordar tantos paseos incompletos. Hoy te he pensado tanto, que me asusta engañarme constantemente. Sé que no volverás, que me pediste cerrar esa historia que se destruyó en un abrir y cerrar de ojos, que se perdió entre los suspiros y el llanto por nuestras perdidas: mis padres, tu hijo. Se perdí entre mis cuentos, tu historia, mi línea del tiempo, tu paso por la guerra, mi autismo, tus arrebatos de celos, mi interés perdido, tu falta de fe, mi absurda inseguridad, tu explosión, mi olvido, tu olvido, te olvido.

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