miércoles, 16 de enero de 2013

Como todo en la vida



Pues bueno, he decidido retomar este espacio bitácora-fantasía-virtual después de varios meses de haberlo abandonado. Que ¿Cómo pintan las cosas? Pues nada. Todo bien, todo mal. Como todo en la vida. Y pues sí, me gusta escribirlo así, me gusta escribir así.  Para no hacer el cuento tan largo, diré que la vida me ha sorprendido con un cúmulo de sorpresas (sí, aunque sea redundante). Unas buenas, otras malas. Como todo en la vida. Sigo siendo la misma queen drama, y la misma persona, siempre diva, siempre dulce, siempre inquieta, siempre intensa, siempre remolino, siempre soñadora, siempre té de menta, siempre té caliente, siempre nieve de fresa, siempre piel de durazno, siempre fantasma, siempre cítrico en las venas, siempre veneno, siempre color arcoiris, siempre grano de azúcar en la sal, siempre aroma púrpura, con sangre y café en las venas. A veces bien, a veces mal. Como todo en la vida. Mi trabajo me ha costado; me ha costado dar clases de estética, de cultura visual y diseño contemporáneo, y ahora de medios digitales; me ha costado la edición de grados Celsius hasta un Fahrenheit de por medio; me ha costado en la curaduría, y en el arte, y en las letras. A veces té caliente, a veces te frío. Como todo en la vida. Me he enamorado de ti, de la vida y de mí. Envuelta en el país de Morfeo me enamoré de un Zaragozano, me llevó al país de las maravillas y me tiro a los suelos en un abrir y cerrar de ojos. Y  de nuevo, por un extraño número indescifrable, irreconocible para cualquier ser humano, de veces, volví a tomar pastillas para no soñar y terminé soñando con el que siempre viaja en mi maleta de deseos, con mi placebo favorito. Como todo en la vida, a veces bien, a veces mal. Volví a beber de esa bebida prohibida para mis entrañas, volví a empaparme de ese té afrutado que al probarlo causa un revoloteo en mi paladar, pero que al final deja un sabor semi-amargo. Una sensación de chile piquín en el plato de sopa. ¿Por qué les gusta el chile piquín en la sopa, y en el spaghetti, y en el queso y en todo? ¿Será que yo prefiero sentir los sabores por separado? ¿Será que el sabor que provoca en mi boca se vuelve una droga vainilla-chocolate, de esas drogas que sólo se curan con un poco de  ungüento para la piel? (Qué fea es la palabra ungüento- pero a veces le va bien, a veces mal. Como todo en la vida) ¿Será que siempre viviré en un eterno sueño, de esos que no quieres despertar por muy doloroso que sea? ¿Será que ese té negro disloque mi camino cada vez que lo bebo? A veces así la vida, a veces bien, a veces mal….y se nota como todo en la vida. 

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