lunes, 29 de noviembre de 2010

Cinco minutos y mil horas de odio


Intenté por unos minutos analizar, reflexionar, meditar sobre una situación tan fastidiosa, que lo único que logré fue revolver más mi estomago y desencadenar mi bilis negra. Tal vez, esté exagerando, pero no lo puedo evitar, el coraje ya lo hice. Estuve todo el fin de semana distraída, alejada de lo que me rodeaba, tristona por el problema que tuve con mi papá, pensando y suspirando como idiota por él, añorando el lunes para escuchar su voz, para oírlo, para decirle cuánto lo extrañé. Y lo único que obtuve, fue una conversación – ¡vaya! ni conversación, mala gana de decir las cosas- de cinco minutos. ¿Por qué demonios la gente suele ser tan cruel? Qué ganas de romper en trocitos mis ilusiones y patear mi corazón por teléfono en menos de cinco minutos. Si no quería hablar conmigo porque estaba cansado, qué le costaba decírmelo. Me hubiera ahorrado el berrinche que estoy haciendo. Porque estoy haciendo un gran, gran berrinche. Lo odio. ¿Por qué a veces es tan cruel?, ¿por qué se da sus aires de grandeza?, ¿por qué siempre tiene la mala costumbre de olvidar esos pequeños detalles que hacen grandes las cosas? Y ahora lloro como estúpida –porque cuando lloro lo hago como estúpida- y estúpida que soy por aguantarlo. Hoy estuve esperando a que llegara la noche. Me emocioné cuando vi el cielo morado con esas pequeñas estrías anaranjadas y vi como el sol caí por la luna. ¿Todo para qué? Para que nuestra platica fuera de cinco minutos, cinco caprichosos minutos. Cinco minutos y veinte mil horas de odiarlo y seguirlo odiando. Y no me hubiera importado hablar con él, tan sólo, cinco minutos, sino que fueron los cinco minutos más desagradables del día. Sé que mañana por la mañana hablaré con él y él estará como si nada, él estará como si todo estuviera igual, y yo como estúpida –como la estúpida llorona y rogona que soy- estaré ahí perdonándolo como siempre. Sé que él estaba cansado por su viaje “obligado”, pero yo, yo necesitaba saber de él, escucharle, olvidarme de un fin de semana terrible en donde mi pie izquierdo pisaba el camino del derecho. En verdad me hizo tanta falta. Por lo que dedujo y aconsejo:

a) Los hombres, en particular el hombre de cada una, son unos idiotas. No merecen que una suspire, y mucho menos, llore por ellos. Es mejor dejar de verlos como príncipes y empezar a verlos como los sapos tontos que son. Olvidarse de los primeros meses de romanticismo y acostumbrarse a los cinco años de noviazgo llenos de monotonía. Y si una es fuerte, prepararse para los 35 años de casada con el hombre que le huele la boca, le apestan los pies y tiene un amigo caído.

b) Cuando se van de viaje, ya sea con amigos o de trabajo, es mejor no extrañarlos. Total, es 99% seguro que ellos no se acuerdan de nuestra hermosa carita. Por lo que recomiendo disfrutar de unas vacaciones sin ellos, salir con las amigas, tomar unos tragos, tener una cenita coqueta, ir a bailar, disfrutar de las cosas bellas que el mundo nos ofrece y no limitarse a una de ellas. Así, es 100% seguro que una no los extrañe, ni suspire por ello. La neta que aburrido ser una Penélope.
c) Es mejor no esperar nada de ellos. No hay que esperar, ni siquiera, una llamada. Es mejor no pensar en ¿qué le diré?, ¿qué me dirá? Recomiendo ir por un whisky con los amigos. Si llama, sólo le dices que un rato le devuelves la llamada y jamás le hablas, sólo, hasta que se te pegue la gana.

d) ¿Pensar en comprarle algún detalle para su regreso? Jamás, es mejor gastar el dinero en una, comprarse unos lindos tacones, una minifalda, una chamarra, una blusita, una bolsa, un juguete coqueto.

e) Escribir ridiculeces en un blog. No es recomendable para aquellas que no les guste el exhibicionismo. Pero es 100% catártico sobre todo después de una gran desilusión.

domingo, 28 de noviembre de 2010

Un domingo sin ti

Marcos Rey
Hoy comprendí la tristeza que te causan los domingos. Hay soledad y melancolía. El gélido viento quema mi piel mientras el sol raspa mi rostro. No hay ruido en las calles, los cafés cierran temprano, las personas se despiden y los besos vuelan…y aún no llegas. Este domingo ha sido muy triste sin tu presencia, sin tu sonrisa y sin tus ojos que roban caricias. Extraño tu voz, extraño tu risa, extraño tus bromas, extraño los maullidos, extraño nuestro domingo de pizza, así como, también, extrañé nuestro sábado de películas y de besos locos. Hoy es domingo y sólo he recibido una llamada tuya. Espero impaciente otro mensaje que me indique a qué hora regresaras y que me diga que me extrañas como yo te extraño a ti. Ayer caminé sola entre tanta gente, entre Coyoacán y Universidad, entre mis amigas y puestos de añillos y baratijas, entre recuerdos de un beso de despedida en la Condesa y la esperanza de que el mundo gire deprisa. Te extraño y el celular no suena y hoy es domingo y el silencio de tu cuerpo ausente me hizo pensar en cuánto te amo y espero con impaciencia el lunes y el martes y el miércoles y el jueves y el viernes y quiero verte pronto. Quiero enredarte entre mis piernas y no dejarte ir de nuevo. Te extraño y hoy es domingo. Un domingo triste sin ti. Te mando un beso y espero que mis pensamientos cubran tu cuerpo con mi aroma.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Mango Tech

Abel Barroso
Mango Tech es una serie de grabados y xilografías producidas por Abel Barroso, artista cubano de finales del siglo XX y principios del XXI, la cual nos presenta teléfonos celulares atípicos con bluetooth, acceso a internet, mega pixeles para poder tomar fotos, agendas palm, computadoras de escritorio y laptops, impresoras, automóviles, relojes, etc. Mango Tech es una dulce ironía y una juguetona crítica hacia las repercusiones que ha tenido la tecnología en la vida de las personas; de cómo ésta es capaz de trasformar las relaciones interpersonales. La palabra Mango es una variante tercermundista y tropical de la reconocida marca Apple. En sus obras puede encontrarse todo un ensayo visual sobre los mecanismos de resistencia políticos, económicos y culturales de aquellos países que por razones diversas han quedado excluidos de las nuevas lógicas de distribución y consumo cultural.








martes, 23 de noviembre de 2010

Qué simpática manera de mandar a molestar a tu madre (segunda parte)

Lenoir
Qué simpáticos son los viejitos cascarrabias, sobretodo, cuando se enojan sin tener la razón.

Qué simpáticos son los borrachos cuando empiezan a contarte todos sus problemas amorosos, sobretodo, cuando empezabas a divertirte.

Qué simpáticas son las personas que saturan mi bandeja de entrada, sobretodo, con cadenas de paz y amor, de plegarias para los niños pobres, chistes tontos o cosas de autosuperación.

Qué simpático es que se vaya la luz en el preciso momento de querer ver la televisión, sobretodo, después de un día largo y lleno de trabajo.

Qué simpáticas son las personas que piden dinero, sobretodo, para el teletón.

Qué simpática es la señorita del banco que me ofrece cualquier tipo de seguro, sobretodo, cuando me lo dice TOOOOOOODO por teléfono.

Qué simpático es llevar a mi mamá a renovar su IFE, sobretodo, cuando ningún comprobante de domicilio tiene la dirección correcta.

Qué simpático es cancelar todos tus compromisos para ver a una persona, sobretodo, cuando te habla media hora antes de la cita para decirte que no podrá llegar.

Qué simpático que te descubran “tics nerviosos”, sobretodo, cuando crees no tenerlos.

Qué simpático es que lleguen tarde por ti, sobretodo, cuando ya estás bien peinadita y maquillada.

Qué simpáticos son los hombres que creen que todo gira a su alrededor, sobretodo, cuando son los más loser de la reunión.

Qué simpáticas las personas que me recomiendan que lea Crepúsculo y El código Da Vinci, sobretodo, cuando su argumento es: “Como tu estudiaste filosofía y (¿letras?) y ahora estudias arte, te van a gustar muchísimo estos libros”.

Qué simpática la gente que cree que filosofía y letras pertenecen al misma licenciatura, sobretodo, cuando creen que yo estudié filosofía y letras.

Qué simpáticas las personas que me ven cara de biblioteca, sobretodo, cuando me piden algún libro de J.J Benitez.

Qué simpáticos son los trasportes públicos de esta ciudad, sobretodo, cuando tienes que huir de los arrimones.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Qué simpática manera de mandar a molestar a tu madre

Bildmekanik
Qué simpáticos son los días que amanecen nublados y con pronóstico frío, sobretodo, cuando el frío termina a medio día y yo visto con un cuello de tortuga, un abrigo, botas, guantes y una bufanda.

Qué simpáticos son los consejos no pedidos. Aún más, las personas que se inspiran en darte un consejo no podido y, sobretodo, cuando creen tener la razón.

Qué simpáticos son los individuos que le dicen güerito (a) a las personas, sobretodo, cuando le dicen güerita a la mujer más morena del lugar.

Qué simpático es el mesero que me dice “amiga”, sobretodo, porque no lo conozco y jamás, jamás, será mi amigo.

Qué simpático es mi papá cuando hace sus reuniones familiares sin invitarme y, sobretodo, cuando deja la pila de trastes llenos de grasa en el fregadero.

Qué simpático fue quedarme sola en Quintana Roo, sin boleto de avión, sin pareja, sin amigos sobrios y, sobretodo, sin dinero para tomar un taxi para visitar a mi hermano que vive a cinco minutos del aeropuerto de Cancún.

Qué simpático es terminar una maestría en arte y, sobretodo, no conseguir un empleo en el mundo del arte.

Qué simpática la canción de Frank Sinatra Strangers in the night, sobretodo, cuando me recuerda una simpática cita a ciegas que tuvo mi novio con una simpática chica de RI.

Qué simpático es mi socio que administra nuestro negocio, sobretodo, cuando extrañamente el gana más que yo.

Qué simpático es hacer las conclusiones de una tesis, sobretodo, cuando ya se te secó el cerebro.

Qué simpático escribir en un blog, sobretodo, cuando nadie te lee.

Qué simpático es tener que ahorrar, sobretodo, cuando se aproxima navidad, hay que pagar dos colegiaturas de maestría más, pagar tarjetas de créditos y pagar los prestamos de la construcción.

Qué simpáticos son mis hermanos cuando me convierten en la niñera de sus hijos, sobretodo, cuando tengo mil cosas que hacer.

Qué simpáticas son las personas que llaman a mi celular cuando ya estoy durmiendo, sobretodo, cuando marcan número equivocado.

Qué simpática la chica de ingeniería que me explicó qué era la filosofía REALMENTE, sobretodo, cuando yo estudié cuatro años filosofía.

Qué simpáticas son las personas que me preguntan por Aristóteles, sobretodo, cuando saben que ya murió o ¿no lo saben?...qué simpático.

Qué simpáticas las personas que me preguntan: …y ¿qué cuenta Mónica Castillo?..., sobretodo, cuando me da ganas de contestarles “…no sé cabrón, pregúntale tú.”.

Qué simpáticas son las personas que van al cine y preguntan todo, hablan por celular, aplauden, sobretodo, cuando están a mi lado.

Qué simpáticas son las personas que manosean mi ipod, sobretodo, cuando le cambian a la canción que estoy escuchando.

Qué simpático es tener migraña, sobretodo, cuando ya llevas tres horas en el tráfico.

Qué simpática mi hermana y mi prima cuando se ponen mi ropa, sobretodo, sin mi permiso.

Qué simpático es escribir esto, sobretodo, cuando tengo que entregar las conclusiones de mi tesis.

No soy la más guapa del mundo, pero juro que soy más guapa que cualquiera


viernes, 19 de noviembre de 2010

Sangrienta obsesión


Tengo una fuerte obsesión con los vampiros, la cual no surgió a partir de la ñoña y aburrida saga de Twilight. Sin embargo, mi obsesión puede ser un poco ñoña, ya que me gustan los vampiros ñoños, y no precisamente hablo de Edward Cullen, quien me parece el vampiro más aburrido y feo de los vampiros ñoños. Me gustan los vampiros sexis e inocentes como Louis de Pointe du Lac en Entrevista con el vampiro o Bill Compton de True Blood o, el más ñoño de los ñoños, Stefan Salvatore en The vampire diaries. Y es que, hay un cierto romanticismo en los vampiros "buenos" que es demasiado seductor. Lo sé y lo reconozco, tal vez, sean más sexis Damon Salvatore o Eric Northman. Sin embargo, creo que, la maldad y la bondad en un hombre y, sobretodo, en un vampiro son dos combinaciones perfectas. Me encanta saber que el hombre con quien estoy es un cabrón de lo peor, pero a la vez, es el hombre más dulce y tierno conmigo. Me encantaría robarle un beso a un vampiro, ser su musa, ser una Elena o una Sooki.
Además, me gustan los juegos de mordidas, por eso no dudaría en dejar pasar a un vampiro sediento a mi casa. Le suplicaría que me convirtiera en vampiro para morder todo cuello hermoso que se me presente, bañarme en el líquido sanguíneo de cualquier criatura hermosa y dejar mis dientes impregnados en su piel.
Janne Pitkänen

jueves, 18 de noviembre de 2010

Roja como tomate

Warhol
La semana pasada me presente en dos coloquios sobre arte. Me di cuenta que aún me sigo poniendo nerviosa. No lo puedo evitar, mi pálida piel se sigue tornando roja cada vez que tengo que hablar frente a un auditorio de más de veinte personas. Una hora antes de presentarme ante una audiencia, que considero exigente, siento que mis manos empiezan a mojarse y mi estomago empieza a revolotear como si estuviera en un juego de té. Cuando llega el momento de hablar, la sangre me hierve y, poco a poco, se traslada desde mis pies hasta mi cabeza, para concentrarse en mi rostro. Recuerdo que, cuando estaba en la licenciatura tenía un profesor que le encantaba molestarme. Cada vez que me preguntaba algo me decía: “Ponte roja y contéstame…”. En ese instante me volvía tomate. Desearía no ponerme nerviosa. Pero es imposible. Ciertamente, me gusta ponerme como tomate porque creo que me veo linda y a todo mundo le gusta como mi piel cambia de color de un momento a otro; algunas personas me han dicho que cuando me vuelvo tomate me veo más inocente y tierna. No está padre ser una persona nerviosa y, tal vez, no esté padre volverse tomate. Creo que, más bien, merezco unas vacaciones en la playa para que el sol pinte mi blanca piel de rojo, y pueda relajarme después de una semana llena de coloquios.

martes, 16 de noviembre de 2010

Strawberry Tea con Nido de Quetzalcoatl


Terminado Woodstrock, la sensación de fresas líquidas en mi lengua bailó con el gélido sabor de un sueño convertido en quimera. La charla interminable sobre una serpiente como hogar no dejaba cabida para algo más. Tessy y yo seguíamos asombradas por la cantidad de luz, laberintos, colores, sombras, diseños, dientes, pasadizos, y ventanales con vista a un bosque en medio de una ciudad. Después de un gran recorrido hacia el norte de la capital, un desvio hacia los cipreses que nos llevó a los Remedios y nos regresó por un santo de nombre Mateo, de subir y subir cerros con castillos urbanos nos topamos, por fin, con el Nido de Quetzalcoatl: una serpiente de colores en medio de un fraccionamiento que se encontraba dentro de otro fraccionamiento. Gracias a un policía, y no a google maps, descubrimos que el Hábitat Orgánico del arquitecto Javier Senosiain se encontraba, efectivamente, en la calle de los Remedios en el inmenso laberinto de Paseos del Bosque.
El delicioso sabor de mi strawberry tea no se comparaba con la placentera visita a ese monumental diseño arquitectónico. La maravillosa bioarquitectura de este complejo habitacional en forma de serpiente cautiva los sentidos de quien la visita y, aún más, de quien vive en ella, ya que ahí se percibe una armonía entre el hombre, sus necesidades y su ambiente natural. Nos explicaron que el terreno era, aproximadamente, de 5,000 m2, en medio de una cañada con encinos. Los locatarios y dueños del fraccionamiento decidieron respetar el área verde, aprovechando pendientes y depresiones para dejar libre un 98% de áreas verdes. El nido está construido con ferrocemento, una estructura formada por una malla interior de acero a la que se recubre después con cemento, lo que permite dar a la construcción un tratamiento casi escultórico. Todo ello, sin despreciar en absoluto las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías constructivas en cuanto a la obtención de confort en el espacio habitable. En este sentido, la obra de Senosiain puede enmarcarse dentro de los principios generales de la arquitectura orgánica, relacionándola con los planteamientos de Frank Lloyd Wright. Pero, por otra parte, el tratamiento que da a la epidermis de muchas de sus edificios, la búsqueda constante de la sorpresa y la apelación a la imaginación, el amplio repertorio de formas y el empleo habitual de las línea curva conectan también las obras de este artista mexicano con las que realizase en España Antonio Gaudí a comienzos del siglo XX.
Si quieres visitar este maravilloso lugar dirígete rumbo a Satélite ubicado en Naucalpán, Estado de México, ahí busca la avenida López Mateos en dirección Cd. Brisas y Alcanfores. Toma el camino que te lleva a Cd. Brisas, tendrás que subir y subir hasta encontrar el fraccionamiento Paseos del Bosque, ahí pregunta por los departamentos de Javier Senosiain, ellos te indicaran que se encuentra en la calle de los Remedios. Si tienes problemas para entra llama al teléfono que se encuentra en la entrada y di que quieres rentar un departamento. Ahí te recibe el jardinero quien al final del día se vuelve el mejor guía turístico.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Live from the Guggenheim:

lunes, 8 de noviembre de 2010

Paz-Uelsmann


Mis manos
abren la cortina de tu ser
te visten con la desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo

Octavio Paz

Arte y diseño

Karla de Lara

Desde hace tiempo quería escribir esta entrada. Todo surgió porque creo que hay una fuerte necesidad de incluir al diseño dentro del campo de las artes. El diseño, desvinculado del marco histórico, presenta en la actualidad una diatriba acerca de si es un arte o un oficio, pues existen algunos diseñadores que transitan en el campo del arte con facilidad y muchos otros que no lo hacen. Hoy en día, pareciera estar bien separado el hecho de que el fin último del arte y del diseño, así como su metodología y consideraciones, son muy diferentes, aun cuando veamos como artísticos algunos diseños. Sin embargo, creo que cada vez los diseñadores gráficos, de modas, industriales y de interiores se ven más comprometidos con los problemas de estilo y estéticos. Se han ido alejando, poco a poco, del gremio artesanal. El diseño es fruto del aporte del arte, de las consideraciones estéticas de su época y de la capacidad de crear formas, imágenes, conceptos y objetos con finalidades específicas. A pesar de que el arte responda a procesos aparentemente diferentes, las herramientas básicas de trabajo coinciden: articulan sus imágenes con los mismos medios (color, forma, materia, concepto, símbolo, etc.) y los creadores deben hacerlo con el máximo de imaginación y creatividad, aunque el fin último de ambos sea diferente.

Un ejemplo de un artista-diseñador es la mexicana Karla de Lara. Tras estudiar Diseño Gráfico e Industrial, Karla partió a Florencia para estudiar Artes Plásticas. De regreso a México, Karla montó un taller de alfarería para hacer sus propios diseños. Su obra empezó a exportarse a galerías, tiendas de decoración y mueblerías de Europa y EUA. Gran parte de su éxito se lo debe a que nunca ha perdido la línea que separa el arte de la decoración interior.
Así como Karla de Lara hay muchos diseñadores que cada vez más se colocan en el ámbito del arte.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Rebis

Dios separó a Rebis, la pareja alquímica, mitad hombre mitad mujer. Ahora la luna busca al sol, lo frío a lo caliente, lo húmedo a lo seco, y el agua al fuego. En algún punto del universo, en el momento de girar la tierra, del paso de los años y del tic tac de las manecillas del tiempo, él y ella se unirán de nuevo. Los alquimistas juran que cada quien tiene su unión armónica entre las dimensiones opuestas de la realidad. Sin embargo, el polvo cósmico impide encontrarlo con facilidad. Sólo unos pocos son recompensados por Eros y llevados al santuario de Venus. No sé si los treinta y seis decanos han apostado por mi suerte. No sé si el hombre que tengo a mi lado sea mi opuesto-complemento. No sé si Zeus me ha engañado cual vil Leda. A veces pienso que mi castillo de Babel minimalista me entregará a Saturno dejando sordos mis oídos sin poder comprender el mensaje de Mercurio. A veces la leyenda es tan cierta que me creo Helena en brazos de Troya. Danzando y bailando con Paris sobre la tumba de Héctor. Mis días de otoño han llegado con gloria, tanta que me parece incierta. El mes de octubre terminó, y noviembre persigue la promesa que en un mes de enero anunció con un anillo. Aceptar sin saber si es tu opuesto-complemento es complicado, hay que lanzar una moneda al aire y esperar que la cara brille con el sol.
Sé que soy feliz a su lado. Tal vez yo nunca sea agua y el nunca sea fuego. Tal vez nos toque vivir la muerte mágica por mal de Eros. La muerte del beso. Por el momento no dudo de la magia que existe entre los dos, esa magia que nos vuelve uno cada vez que nos abrazamos, cada vez que nos besamos, cada vez que dormimos juntos entre los gatos, cada vez que rompemos vientos entre las sábanas llenas de hojas y huellas cafés, cada vez que nos tocamos con los ojos y nos tomamos de la mano.

Se me antoja mandarle un beso y decirle te amo. Esperé a que él me llame y le contaré mi día entero. Le diré que quiero las paredes beige y llenar mi castillo, en diciembre, de navidad.