Hay veces en la vida en las que uno necesita tocar fondo
para darse cuenta de la mierda en la que se está caminando. Y por más señales
que la vida te ponga enfrente, insistes e insistes en seguir topándote contra
la pared. Pa ´colmo de mis males, está es la triste historia de mi vida,
insisto e insito en tratar de verle las cosas buenas a la vida, verle el lado positivo a la gente. Sin embargo, ya
llegué a mi límite, ya toqué fondo, ya estoy hasta el tope y hoy he gritado un
millón de veces “¡al carajo!, ¡a la chingada todo mundo! (una disculpa a mi único
lector, pero no mames, hoy sí tengo ganas de decir mil groserías y mandar a
todo mundo al carajo. Sí al carajo y a la mierda y qué y qué y qué).
Sin embargo, siempre existen esos pequeños puñados de
personas que te hacen ver las cosas de otra manera, personas que te dicen “con
calma, respira profundo”. E incluso, existen esas personas que te sacan de la
mierda y te dicen “con calma, respira profundo que yo ahorita te cuido”.
¡Bendito Dios que existen esas personas! Hoy, a pesar de haber pasado el coraje
de m vida, una decepción, de esas que calan los hueso y le dan un putazo al ego,
de esas que dices “¡puta madre, lo sabía!” (de nuevo, mil disculpas por mi
hermoso y colorido lenguaje), aparecieron ese cúmulo de personas: mis amiguitos
adorados, y por supuesto, no es porque los haga de menos, mi nuevo objeto de
deseo, llamado V. Con él me doy cuenta, seriamente, que tengo un liguero
problema con los artistas (mi único lector, ahí te va el breviario cultural: V
es un artista con el cual estuve trabajando una temporada. Por suerte renuncié
porque sino en este momento no seríamos lo que somos, si es que somos algo
–llámese como se quiera llamar-). Volviendo al asunto, este tipo V, a pesar de
mi enojo, de mi gripe mortal, de mi migraña y mi sueño roto, me ha hecho la
noche. He pasado una vela excelente, en un lugar escondido de la ciudad. La
charla ha sido maravillosa, el encanto de sus manos tomando mi cabello para
atravesar la línea que separa el rose de unos labios rojos sedientos por probar
el lenguaje de una tierra nueva. ¡Oh mi Dios!, ¡Oh dios!. Por un momento, todos
mis sentimientos contenidos, mis enojos, mi tristeza se fueron borrando. Mi
piel empezaba arder al descubrir su piel, una piel nueva, una piel suave y
morena. ¡Carajo! ¿qué tienen los hombre de piel morena que me vuelven loca?
¡Carajo! ¿qué tiene los artistas qué siempre me llevan a las nubes con un solo rose
de piel?...¡Carajo, llego a casa y vuelvo a emputarme! Veo un pinche coche
blanco afuera de mi garage y digo ¡bendito dios por quitarme la “mierda” de los
ojos!
la vida te seguirá tratando como tu sigas tratando a tus objetos de deseo... como objetos en lugar de personas, de forma inconsciente, o como crees que te esté tratando la vida?
ResponderEliminarpor cierto me gusta tu blog :D
Se escribe "roce", viene del verbo rozar... saludos cordiales
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