jueves, 31 de enero de 2013

He pensado tanto en ti, que juraría que te extraño.



Han pasado varios días desde que te fuiste. Tu partida telefónica me dejó con el recuerdo de un dulce deseo. Sé, porque me lo dijiste una vez, que tú y yo no seremos otra cosa más que el triste recuerdo de lo que pudo ser.  A veces creo, que tu figura me la invento. A veces pienso que las mejores conversaciones bajo la luna, las tuve mientras recordábamos nuestros planes a futuro: un par de visitas a Madrid, una ventana en París, y un paseo en Viena tomados de la mano. He pensando en todas aquellas promesas que nos hicimos mientras besábamos nuestra sonrisa al viento; mi cuerpo enredado al tuyo, tu piel sudando hasta que no quedaba aliento.
Te he pensando tanto, que me asusta saber que aún vives en mis pensamientos. Tu figura encantadora sigue rondando por mi habitación mientras duermo. Te pensé asunto olvidado, pero al verte de nuevo mi universo colapso. Oírte reír por mi cantar, aullido de luna, me hizo recordar tantos paseos incompletos. Hoy te he pensado tanto, que me asusta engañarme constantemente. Sé que no volverás, que me pediste cerrar esa historia que se destruyó en un abrir y cerrar de ojos, que se perdió entre los suspiros y el llanto por nuestras perdidas: mis padres, tu hijo. Se perdí entre mis cuentos, tu historia, mi línea del tiempo, tu paso por la guerra, mi autismo, tus arrebatos de celos, mi interés perdido, tu falta de fe, mi absurda inseguridad, tu explosión, mi olvido, tu olvido, te olvido.

viernes, 25 de enero de 2013

Quimérico nocturno



En una noche oscura, llena de gélidas preguntas más que de estrellas, desperté enredada en los brazos de Morfeo. Decidida a dejar el cuerpo de mi amante nocturno me levanté de la cama y caminé a través de la habitación azul. Todo estaba tenebrosamente en silencio.  La piel de mis pies en conexión con todo mi cuerpo se estremecía al deslizarse por el helado pasillo. Una pequeña ráfaga de viento levanto mi delgado vestido nocturno, más blanco y trasparente que mi piel desnuda. Sigilosamente abrí la octava puerta. Mi respiración se aceleraba y rompía la armonía de los acordes de una noche fría de enero. Al fondo de la habitación, entre una ventana y un reloj que marcaba la hora veinticinco, encontré un cuerpo recostado en una cama obscura, más obscura que una noche sin estrellas. Mi mano derecha tocó sin querer, como atraída por necesidad, la piel ardiente de quien dormía en esa habitación. Mis delicados dedos recorrieron cada centímetro de ese cuerpo robusto, despojado de todo lo que no deja ver la pureza del ser humano. Mi respiración se hizo más pausada mientras veía ese cuerpo retorcerse al ritmo de un delicado y profundo suspiro. Mi piel sintió un ligero escalofrío al sentir una mano tibia entre mis piernas. Una mano que descubría el manto sedoso de mi piel. Una mano firme y tímida a la vez. Arrebatada por una sensación alucinante, sentí como ese cuerpo desnudo se levantaba de su lecho nocturno y recorrió con besos helados mi espalda caliente. Sus brazos ataron mi frágil cuerpo a su cuerpo. En un millón de viajes en el tiempo, más rápido que la luz, mi cuerpo se fue deshaciendo. Al termino de un beso me recostó en su pecho. Cansada por el baile de Diana y Apolo, me quede dormida en los brazos de mi nuevo amante. Celoso Morfeo, arrancó de mis sueños esa dulce morada. Lastimada por cupido desperté en medio de un océano de llanto.


miércoles, 16 de enero de 2013

Before Sunset








Hay personas especialmente perfectas para uno que simplemente las tienes que dejar ir. 

Como todo en la vida



Pues bueno, he decidido retomar este espacio bitácora-fantasía-virtual después de varios meses de haberlo abandonado. Que ¿Cómo pintan las cosas? Pues nada. Todo bien, todo mal. Como todo en la vida. Y pues sí, me gusta escribirlo así, me gusta escribir así.  Para no hacer el cuento tan largo, diré que la vida me ha sorprendido con un cúmulo de sorpresas (sí, aunque sea redundante). Unas buenas, otras malas. Como todo en la vida. Sigo siendo la misma queen drama, y la misma persona, siempre diva, siempre dulce, siempre inquieta, siempre intensa, siempre remolino, siempre soñadora, siempre té de menta, siempre té caliente, siempre nieve de fresa, siempre piel de durazno, siempre fantasma, siempre cítrico en las venas, siempre veneno, siempre color arcoiris, siempre grano de azúcar en la sal, siempre aroma púrpura, con sangre y café en las venas. A veces bien, a veces mal. Como todo en la vida. Mi trabajo me ha costado; me ha costado dar clases de estética, de cultura visual y diseño contemporáneo, y ahora de medios digitales; me ha costado la edición de grados Celsius hasta un Fahrenheit de por medio; me ha costado en la curaduría, y en el arte, y en las letras. A veces té caliente, a veces te frío. Como todo en la vida. Me he enamorado de ti, de la vida y de mí. Envuelta en el país de Morfeo me enamoré de un Zaragozano, me llevó al país de las maravillas y me tiro a los suelos en un abrir y cerrar de ojos. Y  de nuevo, por un extraño número indescifrable, irreconocible para cualquier ser humano, de veces, volví a tomar pastillas para no soñar y terminé soñando con el que siempre viaja en mi maleta de deseos, con mi placebo favorito. Como todo en la vida, a veces bien, a veces mal. Volví a beber de esa bebida prohibida para mis entrañas, volví a empaparme de ese té afrutado que al probarlo causa un revoloteo en mi paladar, pero que al final deja un sabor semi-amargo. Una sensación de chile piquín en el plato de sopa. ¿Por qué les gusta el chile piquín en la sopa, y en el spaghetti, y en el queso y en todo? ¿Será que yo prefiero sentir los sabores por separado? ¿Será que el sabor que provoca en mi boca se vuelve una droga vainilla-chocolate, de esas drogas que sólo se curan con un poco de  ungüento para la piel? (Qué fea es la palabra ungüento- pero a veces le va bien, a veces mal. Como todo en la vida) ¿Será que siempre viviré en un eterno sueño, de esos que no quieres despertar por muy doloroso que sea? ¿Será que ese té negro disloque mi camino cada vez que lo bebo? A veces así la vida, a veces bien, a veces mal….y se nota como todo en la vida.