miércoles, 1 de junio de 2011

Los amantes del círculo polar

"Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta. Estoy esperando la casualidad de mi vida, la más grande, y eso que las he tenido de muchas clases. Sí, podría contar mi vida uniendo casualidades."

Como estoy con las endorfinas al mil, escribiré sobre una peli 100% cursilona pero no por eso pitera: Los amantes del círculo polar, dirigida por Julio Médem. Se trata de una historia de amor, con un toque de melancolía, contada por sus protagonistas, Ana y Otto, dos niños que se conocieron a la salida del colegio. Desde ese momento sus vidas se entrelazaron en un mismo círculo que se cerrará 17 años después en el Círculo Polar de Finlandia. Lo maravilloso de esta película, además del gran final, es la narrativa de sus protagonistas y sus párrafos in off; a manera de flashback, cadauno cuenta la misma historia de amor desde su realidad. A lo largo del film van apareciendo títulos que nos indican quién va ser el narrador en la próxima escena y hasta el próximo título: si Otto, si Ana o los dos a la vez. Los dos protagonistas van narrando los mismos hechos pero bajo su particular punto de vista, son dos verdades, dos historias de un mismo destino. Los acontecimientos que se suceden son simultáneos pero su presentación es sucesiva. Estructuralmente, el flash-back encaja perfectamente con la concepción de la vida que tienen los personajes del film: el principio es el final y el final, el principio. Juego que sigue los mismos nombres palíndromos o circulares de los protagonistas: Ana y Otto. Círculo de casualidades: Otto cree en el amor eterno, Ana completa ese amor eterno.

Esta película vale la pena por todo el argumento, los diálogos, la narrativa, las casualidades, el destino, el amor, y por dos grandes escenas: cuando Ana y Otto se besan a escondidas debajo de la cama, y cuando Ana se baña desnuda en el lago, junto a la caseta del círculo polar. Mientras mira al cielo para ver si puede comprobar que es Otto quien conduce una avioneta, la sombra del aparato volador se introduce entre la silueta de sus dos piernas, en el agua.

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