
Mi artista (¡carajo, ya descubriste que te digo mi artista!) me recomendó una gran peli dirigida por Zhang Yimou, director de la Casa de los cuchillos y Héroe. Bajo un hermoso choque de tonalidades cálidas y frías, el remake de Sangre fácil (Blood simple) relata de la manera más bella y cómica el adulterio, la venganza y la muerte de sus protagonistas. Escondidos en un desierto montañoso de China, Wang y su esposa desencadenan una serie de tragedias provocadas por sus inseguridades, ambiciones, debilidades, engaños y misterios. Wang descubre que su esposa le es infiel con uno de sus empleados, el tímido e inseguro Li, por lo que decide contratar a Zhang, un policía hábil y corrupto, para matarlos y saciar su sed de venganza. La ingenuidad y torpeza de algunos de sus protagonistas desencadenan una maraña de enredos en donde sólo el espectador sabe lo qué sucede. Zhang Yimou echa mano del paisaje y la geografía a la hora de enriquecer el relato y baña de colores rojo, azul y café los escenarios montañosos de este gran film. Sangre, simplemente sangre nos deja ver las ironías de la vida y nos muestra la delgada línea entre lo moral y lo inmoral.
Los grandes momentos de este film: la preparación de la masa para los fideos, las montañas teñidas de rojo a manera de sangre, y su final.
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