






Scott Rohlfs Its Not You Its Me
A quién engaño, me encanta quejarme y hacerme la sufrida para que me consientan, pero esta semana me han tocado regaños, jalones de oreja, gritos y una que otra madriza espiritual. Me he declarado bipolar y encantadoramente suicida. Hay palabras sabias que me han cantado al oído, frases seductoras llenas de ensueño y nubes de azúcar rosa. Pero la batalla sigue y mi mente insiste en somatizar problemas inexistentes. Un día amanezco llena de sabores mermelada y otro con resfriado mental. Por lo que se me antoja hacer una lista de las mejores mentiras para el corazón y de cómo odio algunas cosas de este mundo:
1.-Siempre he dicho que no hay que esperar nada de nada ni de nadie, sin embargo siempre espero algo de alguien. Busco recibir un mínimo de reciprocidad en las personas. Espero que me llamen, que me abran la puerta del coche, que me busquen cuando yo quiero, que me dediquen el tiempo que necesito, que me saquen a bailar cuando llevo el atuendo más fancy de la semana. Por lo que concluye que, algo que odio de este mundo es esperar algo de alguien.
2.-La familia me tiene de cabeza, que si me ayudas, que si me traes, que si me llevas, que necesito un abogado, que si me donás sangre, que si ya compraste las medicinas. Me he engañado todo este tiempo: he pensado que mi familia está ahí para apoyarme. Más bien creo que yo estoy ahí para ayudarlos. Ósea, qué carajos harían sin mí…yaaaaa basta con mi familia. Necesito un espacio para resolver mis problemas y no adueñarme de otros líos que no son totalmente míos.
3.-Me he saboteado, como es mi costumbre en estos ligeros problemillas del corazón, he perdido la oportunidad. La dejé ir. No sé si recibí las señales correctas en un momento incorrecto o fueron señales incorrectas en un momento correcto o simplemente me he creando fantasmas en mi mundo de juguete. Engañé al corazón pensando en alguien más. Me engañé pensando que él era simplemente un amigo. Y hoy, envuelta en celos, me quedan las migajas de algo bueno por lo que debí pelear. Odio los celos y ya estoy inmersa en ellos. ¡Carajo, por qué la gente no es clara con sus sentimientos! ¡Carajo, por qué no soy clara con mis sentimientos!
4.-Hablando de sentimientos. Odio que me regañen por soñar…está bien…está bien, se oye contradictorio, pero me encanta soñar, formarme una burbuja inexistente. Me encanta engañar al corazón, hacerme mis cuentos y mis fantasías, no por nada mi ascendente es sagitario. Me encanta platicar con Danielito (ibero-historia-boy) pero odio que me regañe. Danielito, amigo, yo sé que lees estás líneas, por fa por fa, ya no me regañes como lo haces, yo sé que lo haces por mi bienestar mental, pero dame chance de soñar. Ya sé que viajar al extranjero con mi artista es una utopía que ni en Milán cumpliría, pero de cierta forma, no me cuesta nada soñar.
5.-Ya entrados en el tema de los consejos y regaños. Odio con tooooooodo mi ser que me molesten personas que no conozco o que por lo menos no considero mis amigos. Es obvio, que si me molestan los consejos no pedidos y los regaños no deseados, me fastidia de sobremanera que me molesten personas ajenas a mí. A mis amigos les permito que me regañen, que me molesten, que me digan que mi color de cabello no es rojo. Pero al tipin más looser- seudo ligador (cuyo ligue es fastidiar a los demás) NO. Odio de este mundo a los molestos-borrachos-RBD que se acercan a decirme curandera en vez de curadora, ósea “cariño, ¡cómprate un libro y ponte a leer!”
Ya varios me han preguntado que si me sentí como Rosé en Titanic, la verdad es que no. Más bien me sentí como Estelle en Great Expectations. ¿Qué si me gusta presumir lo que hago? Pues sí, me gusta contar mis aventuras, si no, no tendría este espacio bitácora-cuento-virtual. Claro, hay cosas que callo y otras que invento. Pero volviendo al tema. Me sentí como Estelle frente a Finn cuando éste dibujaba un retrato de ella desnuda. Tristemente, yo no fui entrenada por una tía como Dinsmoor y me quede en la habitación sin romperle el corazón a mi artista. Todas estas escenas me recordaron lo maravilloso que es este film. Envuelta por la paleta verde de Alfonso Cuarón y las encantadoras escenas de baile entre Finn y Estelle, esta película basada en la obra de Charles Dickens nos narra la historia Finnegan Bell, un niño que vive con su hermana y su cuñado después de la muerte de sus padres.
Es encantador como cuatro personas marcan la vida de Finn durante su infancia: el tío Joe –ex pareja de su hermana- quien lo cría en una playa en la Costa del Golfo deFlorida; Lusting, un fugitivo que pide ayuda al niño, asustándolo y amenazándolo, para que éste le consiga comida y un instrumento para romper las esposas que le impiden escapar; la señora Dinsmoor –tía de Estelle- mujer de avanzada edad, quien contrata a Finn para jugar cartas y entretenerla, cuyo deseo era vengarse de todos los hombres ya que ella fue abandonada el día de su boda; Estelle, una pequeña niña que vive con su tía y de quien caería perdidamente enamorado.
Con el paso de los años, Estelle abandona la Costa del Golfo de Florida para irse a estudiar al extranjero y Finn se muda a Nueva York para seguir su carrera de artista bajo el mecenazgo de Lusting. Ahí se reencuentra con Estelle que ya se encuentra comprometida con Walter, sin embargo ella está enamorada de Finn, pero su educación y sus intereses no le permiten amarlo.
Great Expectations es una historia de desamor desde que el niño Finn conoce a la rica y hermosa niña, Estelle, entrenada con un sólo fin: destruir los corazones de los hombres. Textualmente como lo dice Dickens: “…el verdadero amor. Es devoción ciega, humillación absoluta, total sumisión, fe y confianza contra uno mismo y el mundo entero, plena entrega del alma y el corazón al que te lo destroza…”. Great Expetations habla de la esperanza y es que ¿quién no ha mantenido, alguna vez, la ilusión de enamorarse y de ser correspondido, tal y como le pasa a Finn, o de encontrar a la persona que nos abra la mente para afrontar el miedo con valentía, como hace Estelle o esperar a que vuelva lo que nos dejó heridos para reparar nuestro corazón, como Miss Dinsmoor?
…y tus ojos me penetraron. Descubriste mi alma y pintaste mi cuerpo desnudo. Recorriste con tu mirada cada partícula de mi ser. Me besaste con tu respiración. Robaste las notas de mi aroma y me dejaste enredar mis dedos en tu cabello. Tocaste una sinfonía para mí y bebiste el vino de mi dulce melodía. Sacudiste cada poro de mi mente. Confundiste el líquido fluir de mi loco pensar. Me enseñaste las huellas de tu alma y pintaste de azul mi espalda. Encendiste con mezcal la primavera y borraste el frío invierno. Me cubriste con el manto de las estrellas. Soñaste y te encontraste conmigo…y te besé…
¿No sé qué me ocurre? Mi mood de sunshine forever sigue haciendo acto de presencia cada mañana. (¡Carajo, tanta miel me empalaga!, pero lo que más odio es que lo estoy disfrutando al máximo). No sé si sea el fin de la primavera que anuncia esa brisita veraniega, húmeda, y rociada de lluvia y calor; que por supuesto, invita a buscar los brazos de un artista, mi artista. No sé si sean las interminables noches llenas de confusión y consejos envinados o las canciones hipster-ñoñas de la tarde. O tal vez, sean los múltiples tés que he bebido con toques de chicle pica pica o la selección del vestido perfecto para la próxima boda.
Me emociona la idea de oír su voz y que mañana lo veré para ir a una exposición y terminaremos en su casa con besos de mezcal. Siento un aleteo en mi estomago, ese aleteo estúpidamente ñoño y ridículamente feliz. La semana se está cerrando con broche de oro. Un par de llamadas y una visita al doctor cambiaron mi estado anímico. Las tazas de té desfilaron en la semana. Primero el domingo con mi amigo Danielito-odio-el-sunshine. Bebimos té de lichi y coco por la tarde envueltos en una charla de cristal e historia. Fue una conversación de esas que se disfrutan por el exceso de inquietudes, comentarios atinados, consejos a la medida, e incluso, por las endorfinas que exhalaba este muchacho (raro en él). Además ir a la Roma al café que es de mi amigo Danielito, pero que no le pertenece es mágico. Ver el movimiento de las hojas de los arboles, oír las campanadas de la Sagrada Familia, los niños mojándose en la fuente, y ver en la otra acera la OMR se vuelve encantador. Por supuesto, más encantador fue oírlo decir que mi artista estaba interesado en mí. Claro que eso ya lo intuía.
El lunes…bueno qué lunes, por Dios! La comida hecha por mi artista, las ganas de besarnos más allá y tenernos que contener, sus manos delineando la mariposa que viaja conmigo, las notas musicales y de su aroma, la conversación llena de promesas y confesiones, su risa transparente, sus ojos claros, su barba que rasposa y el té de manzana en porcelana. El lunes me trajo de regalo un beso de despedida para tener que ir corriendo al hospital. Me trajo un eterno estado de paz y un helado de fresa en mis labios.
El martes la taza de café escribió mi historia junto con Mamá Yuli. Los consejos bailaron en mis oídos, despejando mis dudas y se tornaron trasparentes mis ideas. La decisión fue tomada y seguir viajando a la mente de mi artista me trasporto a su voz que nubla mis sentidos y hace arder mis oídos. La magia de sus palabras dibujan un horizonte lleno de luz y me preguntan, celosamente, por aquel acento diferente al mío. Las aclaraciones y confesiones tomaron un rumbo melodioso.
El miércoles bebí un té de arándano con mi amiga Yazmín, quién me mostró el lila y el azul turquesa de una tela que promete ser testigo del amor que se tienen ella y su novio. Ayudar a mi amiga en esta difícil decisión me lleno de entusiasmo. El té bailoteo entre risas y chicles pica pica. Me emociona la idea de saber que una de mis mejores amigas se casará y que Alexa llegará en septiembre.
El jueves, el té verde se mezcló entre canciones cursis y melosas y una tarde de chicas enamorados. Unas cuantas pastillas de menta refrescaron nuestra mente y Tessy y yo bebimos té en una nube de aerosol rosa. Viajamos con Anni B Sweet a un pasado que no nos pertenece pero que nos ha marcado. Buscamos fotografías blanco y negro y negativos llenos de positivos. La atmosfera se torno cursilona con deseos de testosterona y terminó en una noche de baile en nubes de algodón.
Hoy viernes, el mood se lleno de gusto porque después de varios días, de lucha y cansancio, de hospitales y radiaciones fuimos mi madre y yo por un té. Ella bebió un té Chai y yo con mi té de café y chocolate en mano reímos de la vida y con la vida. Hace mucho tiempo que mi, ahora delgada, madre no me aconsejaba y se emocionaba al oírseme hablar de los códices que pinta mi artista de nombre telenovelesco. Beber una taza de té con mi madre ha sido lo más reconfortante de la semana. Esperar noticias de una galería de 904 me llena de emoción y mañana…
Hoy amanecí con mood sunshine, mañana quién sabe…aunque mañana viajaré cerca de un hospital lleno de ángeles para encontrarme con mi artista.
Como estoy con las endorfinas al mil, escribiré sobre una peli 100% cursilona pero no por eso pitera: Los amantes del círculo polar, dirigida por Julio Médem. Se trata de una historia de amor, con un toque de melancolía, contada por sus protagonistas, Ana y Otto, dos niños que se conocieron a la salida del colegio. Desde ese momento sus vidas se entrelazaron en un mismo círculo que se cerrará 17 años después en el Círculo Polar de Finlandia. Lo maravilloso de esta película, además del gran final, es la narrativa de sus protagonistas y sus párrafos in off; a manera de flashback, cadauno cuenta la misma historia de amor desde su realidad. A lo largo del film van apareciendo títulos que nos indican quién va ser el narrador en la próxima escena y hasta el próximo título: si Otto, si Ana o los dos a la vez. Los dos protagonistas van narrando los mismos hechos pero bajo su particular punto de vista, son dos verdades, dos historias de un mismo destino. Los acontecimientos que se suceden son simultáneos pero su presentación es sucesiva. Estructuralmente, el flash-back encaja perfectamente con la concepción de la vida que tienen los personajes del film: el principio es el final y el final, el principio. Juego que sigue los mismos nombres palíndromos o circulares de los protagonistas: Ana y Otto. Círculo de casualidades: Otto cree en el amor eterno, Ana completa ese amor eterno.