
L.H.O.O.Q.
Y sí que lo tiene bien caliente. Alguna vez yo fui una Bianca y él alguna vez fue un Bruno. Fui una Bianca porque sé que a él le gustan las mujeres muy blancas. Ahora parece que él las prefiere con ojos miel. Pero yo tengo los ojos verdes, y siempre he estado enamorada de mis ojos y de mi mirada. No sé cómo vean esos nuevos fantasmas, cómo se vean esos nuevos personajes de ficción. No sé si sean reales o de ficción. No sé ni lo quiero saber. No sé cómo será el juego de miradas entre la miel y el ébano. Alguna vez el verde se fusionó con el ébano, ahora no lo sé, tal vez me miento, tal vez ya le mentí, tal vez ya nos mentimos. Yo fui ficción, fui muy blanca y fui Bianca. Alguna vez también me pintaron de azul. Ahora la psicoanalista es azul. Y yo soy rosa, morado, durazno, y té. No sé qué papel juegue yo, no soy psicóloga, ni políticamente correcta, sólo soy una admiradora del arte y de Duchamp. No soy perfecta, c´est la vie. No sé si ella lo sea. Pero yo soy real, de carne y hueso. Tal vez me vendría bien ser una quimera más en la mente del que viene y va, así ya no sentiría frío, y no me daría por correr bajo la lluvia.
El jueves Minerva me hablo, y sabiamente me dijo que no le diera importancia al mundo de Alicia, aunque suene muy maravilloso. Me recomendó un té de hierbabuena, pero a mí me gusta hacer catarsis con un poco de Gardel. Aún tengo ganas de morir, pero frente a los ojos de ébano me he portado muy discreta. He sido muy Rrose Sélavy, y hoy no quiero ser Bianca, ni ojos verdes, ni Hilda, ni la novia enojada, quiero ser la bella del señor. Y engañarle como me engaña él. Tenerlo atado a mi mano mientras yo me divierto viéndolo llorar mil lágrimas de sangre por cada lágrima que yo le he llorado. Por cada lágrima que sigo tontamente llorando. No sanará pronto la herida. No sé si la hierbabuena me venga bien. Pero tampoco quiero el elixir de Baco, porque ellos ya se bañaron con whisky azul. Tal vez beberme la vida de un sorbo me vendría bien.
C´est la vie, Rrose Sélavy…
El jueves Minerva me hablo, y sabiamente me dijo que no le diera importancia al mundo de Alicia, aunque suene muy maravilloso. Me recomendó un té de hierbabuena, pero a mí me gusta hacer catarsis con un poco de Gardel. Aún tengo ganas de morir, pero frente a los ojos de ébano me he portado muy discreta. He sido muy Rrose Sélavy, y hoy no quiero ser Bianca, ni ojos verdes, ni Hilda, ni la novia enojada, quiero ser la bella del señor. Y engañarle como me engaña él. Tenerlo atado a mi mano mientras yo me divierto viéndolo llorar mil lágrimas de sangre por cada lágrima que yo le he llorado. Por cada lágrima que sigo tontamente llorando. No sanará pronto la herida. No sé si la hierbabuena me venga bien. Pero tampoco quiero el elixir de Baco, porque ellos ya se bañaron con whisky azul. Tal vez beberme la vida de un sorbo me vendría bien.
C´est la vie, Rrose Sélavy…
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