Y allí, en una cama mísera y vulgar
poseí el cuerpo del amor, poseí los labios
sensuales y sonrosados por el vino,
sonrosados de tanto vino que incluso ahora,
cuando escribo, después de tantos años,
en mi casa solitaria, vuelvo a embriagarme.
C.P. Cavafy
No hay comentarios:
Publicar un comentario