jueves, 19 de septiembre de 2013

¡Disney, a veces, tiene razón!



La lluvia no ha dejado respirar la tercera estación del año, esa que se viste de morado y deja destellos maple en las calles. El viento frío sigue soplando con dejos de hartazgo y un par de copas de cristal llenas de sangre purpura. La brújula de mi destino sigue imantada en el mismo puerto. Por más que intento dejar un posdata nunca vuelvas, sigo soñando con la brisa cálida de mi hechicero.  Su nombre sigue visitando mi almohada cada noche y mis días siguen el ritmo cotidiano del latido de su corazón. Busco entre las gotas de lluvia el arcoiris que me muestre el camino correcto. Las notas de su aroma siguen sorprendiéndome, recorren cada milímetro de mi mundo. ¿De qué manera viaja tan rápido en mi mente? Será por cada palabra, cada acción, cada momento que comparte conmigo que hace vibrar mi ser.
He amado, he escrito notas, he leído historias, bailado y viajado en globos de colores, recorrido ciudades, he llorado y reído, he dormido tomada de la mano y acariciado sueños junto alguien más, pero nunca me había embriaga la sensación de sentirlo como mi compañero de viaje. Disney engaña, pero la intuición no se equivoca. ¿Por qué lo siento tan mío? ¿Por qué siento que su alma conoce a la perfección la mía? ¿Por qué por más que intento dejarlo, no puedo? ¿Por qué siento que él no quiere dejarme ir?
Mi realidad se escapa con mi razón. Vivo en una burbuja que, tal vez, se reviente. Pero mientras mi historia se cuente, aunque sea de manera abrupta, seguiré caminando a su lado. Seguiré construyendo mi sueño a su lado, esperando que deje de ser sapo y se convierta en mi príncipe para decir: ¡Disney, a veces, tiene razón!

lunes, 9 de septiembre de 2013

Jamás esperar