jueves, 28 de abril de 2011

Al final del día

Jeff Koons

A escondidas lo sigo paso a paso. No lo niego, aún me duele e incluso aún lo extraño. Nunca le deseé nada malo. Siempre quise que fuera feliz y estoy segura que durante cinco años, existieron momentos en los que él fue feliz. Momentos llenos de risa, de sueños compartidos, de juegos, de cosquillas en la piel, de mordidas en los hombros, de cariños en el estomago y palabras al oído, de gatos y peluches con galleta y hojuelas.

Cuando lo nuestro terminó, sentí que había perdido la brújula de mi camino. El hambre se me fue junto con cuatro kilos demás y el mundo me aplasto. Manos amigas estuvieron ahí para sacarme del charco enlodado en el que estaba. Mi vida dio un giro inexplicable, nuevo, diferente, demasiado bueno y confuso a la vez. Llegaron amigos nuevos, proyectos, besos y abrazos nuevos, palabras bellas, sueños y bailes nuevos, música, colores, olores, acentos y matices diferentes, problemas y hombros nuevos en quién refugiarme. Tome una brújula de un material afrutado con sabores pimienta y colores pastel. Pasaron los días, fui entendiendo que, tal vez, él no sería feliz a mi lado. Conforme iba siguiéndolo me di cuenta que, efectivamente, él era feliz sin mi, y eso me hacia feliz. No lo niego, a ella la odie con todo mí ser. Hubiera deseado verla frente a frente para suplicarle que me devolviera mi corazón. Tenía tanta rabia contra ella que quería destrozarla por haberme hecho sentir tanto dolor, por haberme quitado lo que más amaba en la vida. Con el paso de los días, me di cuenta que él estaba viviendo en un sueño, y eso me dejaba tranquila. Me llenaba de alegría saber que por algo pasan las cosas y que si él tomó una decisión fue para bien.

No sé si he mal interpretado las cosas, a veces me equivoco, pero hoy siento de nuevo esa rabia contra ella. Pero en esta ocasión es diferente. Me molestó saber, que tal vez, ella lo lastimó. No quiero saber que él sufre, no quiero saberlo triste, no quiero que sus sueños se derrumben. Sigo pensando que ella es una bruja, una bruja que me hizo sufrir y que ahora lo está haciendo sufrir. Por momentos, quisiera hablar con él, decirle que a pesar de todo lo quiero mucho y que si necesita una amiga ahí estaré. Aclaro que, saboreo tanto mi vida nueva lejos de él que no deseo ni tengo la intensión de volver. No voy a buscarlo porque al final del día yo soy feliz.

lunes, 25 de abril de 2011

Serie: Estereotipos Manga




Alhi Vag

martes, 5 de abril de 2011

Single lady

Jack Vettriano
Los días de single lady me tienen un poco exhausta: las fiestas, la playa, los recorridos por la Condesa y la Roma, las cenas coquetas con Don Nuevo-cada-fin-de-semana, las visitas mágico-místicas de Tess, los meseros argentinos, el Jack-Daniels, el té chai con Chai, los recorridos obra de teatro-Coyoacán con los híbridos historiadores de la Ibero, las platicas para mi nuevo proyecto de semana santa, los exámenes pachangueros de los artistas e historiadores de arte, inauguraciones de galerías y exposiciones, el karaoke y Hahha con Hookah y las amigas, incluso, el trabajo han ocupado mi agenda y sólo dejan espacio para el cambio de zapatos y ropa interior. Los reclamos de mi sacro santa madre empiezan a manifestarse con un dejo de enojo pasando a la furia incontrolable bañados con una pizca de chantaje: “¿a qué hora llegas?; ¿llegas?; ¿otra vez?; pero acabas de llegar; ¿y esa maleta?; ¿cuándo sales conmigo?; estoy marcando con plumón rojo los días que sales; ¿te estás cuidando?; ¿quién es él?; ¿argentino?; ¿francés?; ¿ingeniero?, ¿artista?, ¿chef?, ¿no es muy pequeño para ti?; ¿no es muy grande para ti?; me siento tan solita ¿vamos por un café?; no te he visto en toda la semana; ¡aquí no es hotel!; ¡respeta mi casa!”. A lo que concluyo:

1.- Los días de single lady me están llevando por el camino de la perdición-diversión en extremo y están afectando la salud mental de mis padres.

2.-Los días de single lady están poniendo al descubierto mi mojigatez, y, sobretodo, mi ninfomanía clandestina busca liberarse del régimen moral-social-familiar.

3.-Los días de single lady me están volviendo cada día más exigente en aquello de los trucos sexuales, la duración de mi pareja en turno, y la cantidad de orgasmo que puedo lograr con Don Nuevo-cada-fin-de-semana (tal vez, decir Don Nuevo-cada-fin-de-semana sea una exageración, pero para mi pequeño mundo pasado esto es la revolución del runway).

4.-Mi mente pseudo-intelectual se está volviendo brillantemente perversa y manipuladora.

5.-Si sigo de single lady desenfrenada, mis padres me correrán de casa (ojalá eso ocurra pronto).


6.- Los días de single lady me han demostrado que no importa la edad; los niños casi adultos veinteañeros están llenos de hormonas y le echan muchas ganitas en aquello del forcejeo, y los adultos contemporáneos son seductoramente experimentados (por supuesto que hay sus excepciones y una se lleva sus desilusiones).

7.- Una single lady debe mantener la mente abierta para todo y para todos (aclaro, hay que tener un bestiario para distinguir cuál especie está en peligro de extinción, cuál especie se va directo, sin escalas, al cajón de oldies, cuál especie debe mantenerse en cautiverio, y de cuál especie hay que salir corriendo. NOTA: Se recomienda tener en el bolso un repelente contra mordeduras de insectos peligrosamente venenosos).

8.-Los días de single lady se han vuelto mi deporte favorito. Por lo que declaro que toda mujer debe disfrutar de su soltería y vivir y practicar, aunque sea, medio año el deporte de “chocar carritos” con múltiples conductores (y sí, me vale, me cae bien decir chocar carritos y qué y qué).


9.-Los días de single lady me han demostrado que, aún, me falta mucho camino por recorrer para volverme una heart breaker (mi corazón de pollo me impide decir “no” con facilidad).

10.- Los días de single lady no se disfrutan si una tiene remordimiento de conciencia, si una no prueba de todo y, sobretodo, si una no aprende a pedir perdón en lugar de permiso.

Gracias a Dios soy una bendita single lady.